Tribulaciones de un hombre sin sueño

Abro un libro por una página cualquiera. El azar me lleva a una que casi me conozco de memoria: 'Mataría por ella', Sin City, Página 21. Dwight McCarthy luchando con sus demonios interiores mientras conduce a toda velocidad un Mustang. A la par doy  vueltas, como revoloteando, casi de pasadas, sobre un plano en blanco y negro que tengo en la pantalla. Tiro paredes de  manera mental, ampliando espacios, planeo sobre esa superficie quitando y moviendo muebles. Concepto abierto lo llaman...
Son las nueve de la mañana de un día de verano. Los rayos de sol inciden con fuerza sobre la persiana ya desde primera hora y  por entre las hendiduras se filtra viento fresco de la mañana. El café que bebo es un brebaje amargo y espeso como la  bilis que me gasto. Sorbo el café sujetando la taza casi con ternura, como si fuera un Huevo de Fabergé,  arrullando pensamientos. No siempre mi mente está aquí abajo, donde mi cuerpo.  A veces se desliga de él y emprende vuelos  insospechados.
No está siendo ésta una etapa monótona como acostumbra. Volvía a casa ya entrada la tarde, con el estómago en un pellizco,  entre ladridos y un calor sofocante. Intentaba comer algo, algo que había preparado el día anterior. Allí en un cuenco cerrado en la nevera esos macarrones que aprendí a hacer en un video de Youtube. No con todos los ingredientes, solo con los que dispongo. Y luego no puedo dormir, el cuerpo se estremece entre dolores articulares y los ojos siguen abiertos perdidos en algún punto del techo, las luces van cambiando de forma según los reflejos de la calle. Pienso, pienso mucho y me devano los sesos encajando piezas.
El perro viejo esta echado en el suelo de la cocina, no es gran cosa si lo mides por la estatura al can, pero estirado así, roncando  y soñando parece más un dragón. Le pongo agua fresca y limpio el cacharro de la comida. Me pregunto qué diablos contendrá  para oler así de fuerte. En el envase pone buey y verduras, el olor a buey se me repite durante toda la tarde.
No me canso de mirar estos libros que descansan sobre la mesa desde hace unos meses. Si me queda un hueco vació abro uno por  una página cualquiera y siempre encuentro algo divertido que ver. 'Mataría por ella' es una gran historia pero sin duda mi favorita es 'Ida y vuelta al infierno', porque ya sabes: si te metes un callejón de Sin City, puedes encontrarte cualquier cosa…

tEXTO :d

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