La estrategia de la ballena

oy una ballena jorobada en medio del infinito océano. Los dibujos de la cola y el blanco de mi barriga son manchas únicas y diferentes para cada individuo. Durante los meses de acopio de grasa, para alimentarme, creo mallas de burbujas de aire en forma de espiral alrededor de los bancos de peces y cuando se ven atrapados, asciendo en vertical con mi enorme boca abierta. A veces uso esta estrategia en solitario y otras participo en una especie de danza de la muerte sincronizado milimétricamente con mis compañeros.

Esta mañana estoy en silencio observando el profundo océano desde la superficie. Dejando que las corrientes arrastren una mole de cuerpo de casi 36 toneladas. Ahora llevo seis meses sin probar bocado. Aquí las aguas son cristalinas y me mantengo con las reservas de grasa que he almacenado durante los meses de estío en las regiones polares. Estoy inmutable en medio de esta inmensidad de agua para ahorrar energía, aunque a veces me gusta saltar sobre la superficie para luego golpear el agua con tremenda violencia. Creo chorros de agua de casi dos metros de altura al salir a respirar. Cuando duermo, una de las regiones de mi cerebro coge el mando del sistema que regula el aparato respiratorio, por eso no muero ahogada cuando duermo sumergida, y cierro los ojos. Mis dos áreas del cerebro se turnan para esta tarea. Viajo miles de kilómetros entre las zonas de alimentación y las de reproducción y cría. Me guío para esta migración por los campos magnéticos de la tierra. A veces estoy solo en estas travesías y otras veces viajo acompañado de otras congéneres de mi especie. Si el agua está demasiado templada, y dado el acopio de grasas en mi cuerpo, debo sacar la cola en vertical para que el aire refresque la sangre y esta pase por todos los conductos del cuerpo. Funciona a modo de termoregulador.

A veces soy una ballena, una enorme y jorobada ballena a miles de kilómetros de distancia y otras un oficinista cualquiera sentado frente a su pantalla de ordenador y recibiendo órdenes por teléfono. Aprendí a escribir muy rápido y con todos los dedos, a actuar de modo automático. Me manejo como ballena en el agua se diría. Cada segundo debe ser aprovechado al máximo, y como la estrategia de la ballena, sacar el máximo rendimiento con el mínimo gasto de energía. Es un trabajo estresante que requiere concentración y nervios de acero, una mala jugada y todo se hunde en cuestión de segundos, por eso, para relajarme, me gusta creer que soy una ballena a miles de kilómetros y sumergirme en las aguas profundas y salir a la superficie y golpear el agua con furia. Otras veces soy una nube algodonada sobre fondo azul viajando a la deriva acompañado por el viento sobre El Gran Cañón del Colorado... pero eso ya forma parte de otra historia.

Fin.

TEXTO :D

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