De monigotes, juegos y bullicio

"— Bab "Aziz, ¿verdad que no iras a la reunión?
— claro que iré.
— ¿iras solo?
— Ya encontraré el camino.
— Pero te perderás.
— Quien tiene fe nunca se pierde, mi angelito. Quien está en paz jamás perderá su camino.
— ¿Dónde es esa reunión?
— No lo se, mi angelito.
— ¿Pero los demás lo saben?
— No, ellos tampoco lo saben.
— ¿Cómo puedes ir a una reunión sin saber donde es?
— Basta con andar, andar, quien este invitado puede estar seguro de que encontrará el camino..."

Bab "Aziz: El príncipe que contemplaba su alma \ Nazer Khemir

oy y vuelvo zumbando como una abeja entre las flores de mi ciudad, algunas veces subo alto y otras veces mi vuelo  es rasante, y en otras me distraigo tanto en un sitio que a otro punto llego tarde. Afuera las nubes toman posiciones sobre la ciudad, y de cuando en cuando arrecia la lluvia con furia, inundando la calle de pequeñas escorrentías  provenientes de las tuberías y de los desagües, y se forman numerosos charcos que hay que ir esquivando con cierta maña mientras las alcantarillas tragan y tragan. Me gusta asir con Fuerza el paraguas apoyando el palo sobre mi hombro como si fuera un fusil y mi cabeza no se deja ver bajo el amplio paraguas que repiquetea continuamente con las gotas de lluvia. Veo al pasar a un niño en la puerta de un bar, parece aburrido mientras observa desde la puerta hacia afuera y hacer girar un taburete con una mano. Recuerdo a este chico en mejores momentos, hasta hace poco compartía juegos y diversiones con otros niños de su misma edad, pero sus padres, comerciantes chinos, han cerrado el amplio bazar que regentaban al lado, así que ya no hay juegos, no hay monigotes pintados en el suelo con tiza, no hay carreras ni bullicio.

Más adelante una joven morena, alta y esquelética con el pelo desgarbado y mirada perturbada duerme acurrucada en el suelo de un soportal, todavía no hace todo el frio que llegará a hacer cuando entre el invierno puro y duro, pero se hace necesario una manta y un techo en el que refugiarse. Conforme voy avanzando, conforme mis pasos construyen el camino que me he propuesto como recorrido, sin apretar demasiado el paso, empiezo a sentir los latidos cada vez mas cerca de mi boca, y el calor que ya empieza a salir por el cuello, entre el chaquetón y  la bufanda, tengo que desabrocharme algunos botones.  Y el camino lo hago en el más pasmoso silencio interior, o escuchando alguna canción,  aunque la verdad, me canso demasiado pronto de una y la tengo que dejar a medias y me voy a la siguiente. Parece que quiero vivir la vida demasiado deprisa, y hay noches de insomnio en las que apenas pego ojo; en las que las horas se convierten en segundos  acuciado por la necesidad de conseguir el sueño, para poder cerrar los ojos y descansar para el siguiente día. Lo que quiero decir es que te acuestas a las 23,30 y llegan las 00,00, y la 1 ya esta aquí, y a las 4 te queda una hora para levantarte, para realizar una jornada de 8 horas. Me gusta cuando puedo dormir de seguido hasta que me despierte el despertador, pero rara vez esto sucede, y siempre lo termino desactivando antes de que salte la alarma.

Luego transcurre la mañana entre pantallas de ordenador y teclados, y ambientes caldeados donde apenas se respira aire, todo lo que te llega es vaho, aire viciado que ha pasado por todos los pulmones de la sala. Y el calor se hace exasperante, y los ojos vidriosos te hacen cosquillas en los lacrimales. Me gusta escribir deprisa, lo he practicado a menudo y ahora escribo muy fluido, sin apenas mirar el teclado, es una delicia escribir así, cuando este proceso se haya convertido en algo por completo automático me quedara mucho mas tiempo para el contenido.

Pero ya apenas escribo, he llegado a pensar que tampoco soy tan bueno, también me sucedió algo parecido cuando estudiaba Artes en el instituto aunque el principal motivo es la sensación de fatiga y que necesito dormir y alejarme un poco de las tecnologías. Hace poco tuve que coger notas en papel y apenas sabia escribir, atrofiado como estoy acostumbrado a escribirlo todo en un archivo digital, aunque me he propuesto recuperar la caligrafía como cuando era niño, los japoneses lo practican, para así recuperar un poco de mi personalidad perdida.

Y ya voy terminando, de la misma manera en que comencé, con un leve zumbido de mis alas el cuerpo en tensión se eleva sobre las hierbecillas. Que aventuras me depara el destino eso ninguno lo sabemos, más me afano con presteza en descubrir nuevos caminos, en continua renovación y sin acomodamiento, de esta forma pienso en mi como un ser errante, sin una meta fija y un camino amplio de márgenes. Me gusta esta definición porque a menudo me encuentro con gente muy interesante y buena en los sitios menos esperados.  Y me alegro de tener la oportunidad de luchar a estas alturas, donde la gente cae por su peso o se marea con el vértigo. Me gusta rodearme de gente notable aunque yo no lo sea, con la esperanza que algo de ellos se me pegue y así la próxima vez, si es que volvemos a encontrarnos en el camino, al menos sepas que no he desistido, que no me detuve a tirar piedras a la orilla de los lagos ni las eché a rodar monte abajo. Y si coincidimos en el camino tal vez podamos caminar un tiempo juntos, como samuráis del siglo veintiuno, cada uno inmerso en su pensamiento, pero consciente del pensamiento del otro, como compañeros, tal vez alguna vez podamos decirlo.

tEXTO :d \ aGRADECIMIENTOS: a los lectores ya que sin ellos este blog no tendría razón de ser.

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