Recuerdos del edén

Tenía la vista puesta en la lejanía, donde está el molino al borde del camino en la inmensa llanura.
Observa con sigilo el vuelo de un cuervo que aletea sobre una valla de alambre en un campo sembrado de algodón que tímidamente empieza a abrirse.
Y en el trajín de la mañana los hombres recolectan sin descanso y las mujeres tejen.
Según cae el día los valles se oscurecen y dan paso a la noche. Una noche ventosa, fría, cerrada. La luna ilumina el camino de piedra.
En el porche de una casa de madera una anciana dormita. Sueña que las estrellas y las constelaciones le sonríen. Y es así como se suceden mis días.

FIN

tEXTO: d

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