Librerías a pie de calle

El otro día paseaba por esta Sevilla mia, caminaba cerca de El Rectorado, una zona universitaria muy concurrida, cuando me tropecé con esta librería improvisada a pie de calle. Me entusiasmó ver que la gente se detenía a observar los libritos allí puestos, a veces apilados en cajas y otros directamente dispuestos en el suelo, sobre una manta blanca mientras el viento hacía bailar la hojarasca caída por encima de ésta.
Sinceramente me costó decidirme por alguno, y ahí de pie pasaba revisión a todos aquellos volúmenes, todos a 1, 2, 3, 5 Euros, como en la progresión de Fibonacci.
Hacía un día soleado, ideal para captar la luz ahora que poco a poco los días tienden a oscurecerse. Le pregunté al encargado de esta librería si le importaba que sacara unas instantáneas, amable me respondió que no, con un acento que me pareció cubano. Anteriormente había adquirido un librito que se llama ‘Cuando entonces’ de Juan Carlos Onetti, en el que la tapa estaba ilustrada por dos mujeres indias desnudas sentadas sobre sendas sillas de mimbre. La una tiene la mirada fija en un punto cualquiera a la izquierda del espectador, con el cuerpo levemente girado y con las manos unidas sobre las rodillas. La otra esta de espaldas al espectador, tan sólo se le ve la nuca y el cabello que le cae a un lado, la espalda y las nalgas. Ante esto encuentro una cita que me viene muy bien para definirla en mayor o menor medida, dice así:
“A Magda, la protagonista de este nuevo relato de Onetti, “era más hermoso mirarle de perfil que enfrentarla”. Esta evidencia que el narrador comprueba es además la marca de un estilo originalísimo, la clave que Onetti proporciona para que el lector recupere la historia de amor desesperado de Magda y el Comandante; también la de Lamas, el periodista que oficia ritos de escritor perdido en busca de un tiempo reticente y afanoso…”
Luego me despedí de aquel buen hombre, con mi adquisición, con la cámara en ristre. Me iba cruzando con gente muy dispar en el trayecto a mi casa, chicas jóvenes universitarias que sonríen y escuchan música mientras caminan, conductores de autobús, obreros subidos en andamios, ciclistas que hacen sonar el timbre…y me sentí lleno de vida, como una de esas palomas que levantan el vuelo justo antes de que le pase una rueda por encima…

tEXTO & fOTOGRAFÍA: D

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