Donde estuve se respira paz, tanta que llega a aburrir, pero que al fin y al cabo es buena y necesaria para uno. Los primeros días se hicieron interminables, las horas no acababan de pasar, no tenía a mis amigos al alcance, ni conexión a internet, con lo cual se había construido una pequeña campana de cristal alrededor mía. Me estoy poniendo a prueba, viendo a ver de que material están hechos mis cimientos, haciendo acopio de fuerzas para todo lo que se me avecina, que no ha de ser poco, intentado sincerarme conmigo mismo entre paseo y paseo, al despertar de cada sueño. Tenía muchas preocupaciones, muchas cuentas pendientes que necesitaban atención, muchas partidas con infinidad de movimientos sobre el tablero, pero todos los dejé lejos, allí en el bullicio de la ciudad, sin terminar, a la espera de un movimiento definitivo. Pienso que las cosas que son de uno no acaban de pasar nunca, que por mucho que uno se aleje de ellas siguen allí esperando el momento oportuno para manifestarse, en tensión; y las que no, pues bueno, pasaran y a lo siguiente, ¡cuantos trenes han pasado por delante mía y yo preocupado porque no abrían sus puertas, sin saber que no era el mío!; no hay problema con ello: no quiero nada que se halle en tránsito en mi vida, pueden pasar todas las locomotoras del mundo mientras llega la mía…
Estuve leyendo ‘Cartas a un Joven Poeta’ del cual he sacado algunas anotaciones que me han parecido muy interesantes y que iré publicando en sucesivas entradas y por separado, ya que merecen un apartado especial. Me fue de mucha ayuda su lectura, ya que soy solitario y el mundo rueda por encima mía con demasiada frecuencia. ¡Y cuantas verdades encuentro en ese libro! Es por eso que he podido remontar el ánimo y recuperar la armonía aquí en la montaña, donde apenas hay gente conocida, siquiera me prodigo en paseos por los alrededores. Aprovecho para dormir todo lo que puedo, para indagar en mi subconsciente, para concederme una ventaja. Los sueños en los primeros días han sido un poco extraños como ya iréis viendo, además aprovecho para escribir, ahora que no tengo distracción alguna, y la mente despierta. Y también la fotografía, he estado disparando a diestro y siniestro a todo lo que se me ponía por delante. Ya tengo una colección considerable de instantáneas que incluyo en este post.
Y bueno, ya les voy dejando.
Un saludo
tEXTO & FOTOGRAFÍA: D




















la foto del gato ese me ha molado
ResponderEliminarGracias por tu comentario Jesus o_~
ResponderEliminarÉste fue el primero que ví, el hermano se escondía debajo de unos escombros, luego salió...y a la madre no la vi, creo que acechaba dispuesta a saltar sobre mi en cualquier momento...
A veces son necesarios esos retiros como el que comentas. Encontrar algo en la nada. Al fin y al cabo es mas facil detectar el movimiento en la inmovilidad y el sonido en el silencio.
ResponderEliminarDicen las runas: Hacemos sin hacer y todo se hace. Es una de mis frases favoritas.
Las fotos me encantan! Las de animales por supuesto y el resto también, crean un curioso conjunto, acompañando muy bien a tu relato.
Un abrazo David!
PS: el retiro de montaña no será por Granada o Alpujarra? Me lo ha recordado...
"PS: el retiro de montaña no será por Granada o Alpujarra? Me lo ha recordado..."
ResponderEliminarSiii, lo has clavado Bruma <(^.^)>. Es la Alpujarra granadina, un lugar precioso. Me gusta tu reflexión cuando dices que: "es mas facil detectar el movimiento en la inmovilidad y el sonido en el silencio." facilita mucho la labor de orientarse.
¡Un abrazo!