Volver al origen no implica retroceder

Perdona que no cumpliese mi palabra, la palabra de un hombre no vale nada cuando se arruga o se quema en un papel. Pero hoy volví a mi origen, del cual me he mantenido alejado estos tres interminables y aciagos años. Se que no tengo perdón, ni tampoco derecho a reclamarlo, se que ese lugar no lo merezco. Su belleza no es para mí, y no puedo hacerla propia si tu no eres parte de esa historia, la nuestra, y que se fue río abajo, perdiéndose entre las montañas, yendo a cumplir otro ciclo, muy lejos de mi ciclo, con otros actores, acaso ni mejores ni peores, pero en definitiva otros.
Quise redimirme, mientras estaba allí, expiar mis culpas en cada fuente en la que bebí, en cualquier lugar al que miraba creía encontrarte, pero solo se me venía a la mente un recuerdo, y lastimosamente todas las fuentes en las que yo paraba a saciar mi sed, ninguna de ellas quisieron devolver mi reflejo. No se lo reprocho, como el que no quieras hablarme, o el no saber nada de ti.
Estuve sin esperar nada a cambio, es cierto. Esperaba que las zarzas del camino quisieran lastimarme a mi paso, pero para mi desconcierto nada de eso ocurrió, ocurrió que ví los atardeceres más hermosos y melancólicos; y con la noche ya entrada, rompieron a llorar las estrellas. Todo estaba tan oscuro, quise desvanecerme y desaparecer para siempre en el pozo infinito de mi desidia. Debes perdonarme aunque yo no lo merezca, odio este silencio de mi sepulcro, aquí abajo, entre estertores de muerte y gusanos, pasa mi vida y se que no volverás a buscarme, aunque mi lamento llegue hasta tus oídos. \ TEXTO: D

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