Adaptarse o morir

a llegado el momento que muchas y muchos estabais esperando. Yo la verdad es que no tanto porque al recordar no lo paso bien pero reconozco que el hecho de contarlo me ayuda a soltar el lastre. Así que para terminar con ese peso ahí va el final de la trilogía… puede que esta resulte menos impresionante que las otras dos historias, o puede que no, ya me diréis.

Era un día a principios de julio del 2012, muchos de vosotros me acababais de ver puesto que pocos días antes había estado en España. Esta vez mi paso por México iba a ser breve, ya había tomado la decisión de dejar el país por numerosos motivos, el fundamental la sensación de impotencia ante la inseguridad. Ese día acababa de cerrar la venta del coche ya que al día siguiente sería cuando dejara el país. Pero la persona que me lo compró me lo dejó ese día  para poder desplazarme a un pueblo situado entre Querétaro (mi ciudad allí) y el DF, para despedirme de unos conocidos.

Ya estaba en marcha, dirección a ese pueblo. No viajaba solo, me acompañaba una persona que era familia de los conocidos de los que quería despedirme. Cómo salimos muy temprano no habíamos desayunado, así que a medio camino decidimos parar a tomar algo. Por lo general, salvo que seas un turista algo perdido, no te sueles parar en cualquier sitio de carretera. En las carreteras es muy típico el tema de los asaltos y si paras para comer también hay que saber dónde es más higiénico. Nosotros paramos en un lugar bastante popular, el cual ya conocía de muchas otras ocasiones. Ese lugar está a pie de carretera, nada más salir de la autopista ya tienes que aparcar. El lugar está chulo pues parece como el típico bar de las películas de oeste,  sólo que sin puertas ni ventanas por lo que desde dentro, mientras desayunas ves la carretera, tu coche y todo lo que suceda en el exterior.

Normalmente ese sitio esta petado de gente pero curiosamente ese día no había casi nadie. Pensamos que como era temprano pues la gente aún no llegaba. Efectivamente, a los pocos minutos llega un autobús que aparca muy cerca del coche. Empiezan a salir las personas, algunos entran a desayunar en el bar, otros se dedican a echar un cigarrito y otros simplemente pasean. La apariencia de estas personas es de muy humildes, ropa vieja y muy usada, otros con sombreros de vaquero, lo normal allí.

En una de las veces que miro hacia fuera y hacia el coche,  me fijo que aunque hay muchas personas cerca parece que hay tres más cerca del coche que los demás, casi pegados en la parte trasera del lado del copiloto. No doy importancia y continúo desayunando. Pero claro, en realidad siempre te quedas con la mosca detrás de la oreja pues es tu coche y encima estás en México. Así que al poco tiempo vuelvo a mirar hacia el coche. Esta vez, a parte de la gente de alrededor, sólo se ven a dos de los tres tíos que estaban antes. En la misma ubicación. En ese momento me empiezo a rayar porque me fijo en los tíos y noto que van vestidos como vaqueros y completamente de negro. Incluso me doy cuenta que llevan cazadoras de cuero… ¡Me saltó la alarma! ¡Empecé a tener la sospecha de que esas personas no iban en el autobús! En otro momento que dejo de mirar el coche, mucho menor que el momento anterior, de pronto vuelvo a mirar y hay otra vez tres tíos. ¿De donde ha salido tan rápido? Y el tercero va vestido igual que los otros dos…

No sabía qué hacer, ni si quiera le dije nada a la persona que venía conmigo que estaba sentada de espaldas a la ventana. Mi primer impulso fue salir y acercarme al coche pero cuando miro al coche de nuevo ya no hay nadie, sólo se veían los pasajeros del autobús que algunos ya comenzaban a subir. Me entraron sudores fríos. Empecé a buscar a los tipos de antes con la mirada desde dentro del bar. No había ni rastro de ellos ni de ningún coche sospechoso. Era una sensación extraña, todo estaba tranquilo, incluso yo aparentaba estar tranquilo pero dentro de mí tenía mucha tensión, no me fiaba de lo que acababa de ver. La otra persona empezó a notar que estaba intranquilo y le tuve que decir que necesitaba ir al baño (en esos lugares el baño es un desastre, me refería a un baño en el pueblo al que íbamos) para que se diera prisa en terminar y pirarnos cuanto antes sin que supiera nada, no le quería preocupar de algo que a lo mejor sólo era mi imaginación. Había que aprovechar que no estaban esos tíos e irnos antes de que volvieran, si es que volvían.

Salimos del bar. La otra persona como si nada y yo le doy una vuelta al coche por curiosidad para ver la parte en la que estuvieron los colegas de antes. No vi nada. Me subo al coche, arranco y salgo pitando… aprovecho mi alivio para empezar a contar a la otra persona lo que había visto ahora que sabía que no había pasado nada. En cuanto le menciono lo de los tíos sospechosos se tira las manos a la cabeza y me dice que tendría que haber avisado antes, quizás ni siquiera subirnos al coche e incluso avisar a los familiares para que vinieran a recogernos a ese sitio. ¡Cago en to! Ese comentario me asustó porque no entendía que es lo que podía pasar. Esta persona me dijo que nos habían marcado seguro y que teníamos que llegar al pueblo cuanto antes, que muchos narcos actúan así, que seguramente nos vinieron siguiendo desde que salimos de Querétaro. Nos quedaban menos de 30 Km para llegar. Me entró el pánico. Me sentía perseguido por alguien al que no veía. Y en ese momento me acordé de lo que me ocurrió en el autobús hacía unos meses… pensé… ¡otra vez no! ¡Y encima que mañana me quiero ir de aquí! Conforme recordaba la historia pasada me fui calmando, me entró como una especie de resignación.

Pensaba que peor que la otra vez no podía ser. Había oído tantas cosas, había visto tantas imágenes que el sentirme de nuevo ahí en una situación similar me daba igual. Era la sensación de no poder hacer nada. Así que me calmé y seguí conduciendo. De pronto, con el coche a más de 120km/h, tan solo 5 o 6 Km recorridos, y justo cuando un coche nos está adelantando por la derecha, una explosión en la parte trasera hace temblar todo. Antes de darme cuenta de lo que había pasado el coche empieza a culear y a ponerse atravesado en la autopista mientras se desliza sobre las cuatro ruedas. Con forme se va atravesando aparece un ruido metálico, por el espejo veo chispas. ¿Qué carajo estaba pasando? El coche con la velocidad que lleva, y aún sin quedar atravesado del todo empieza a ponerse ligeramente a dos ruedas, las dos laterales del copiloto. No se cómo pero me dio por acelerar y no recuerdo que hice con el volante que conseguí poner el coche en el suelo y volver a tomar la trayectoria normal pero se seguía escuchando el ruido metálico.

Como puedo, me arrimo al arcén derecho y me paro. Salgo corriendo a ver el coche. Aún me sigue impresionando la imagen… ¡la goma de la rueda trasera del lado del copiloto estaba totalmente rota y fuera de la llanta! A la persona que venía conmigo le entró un ataque de nervios, empezó a vomitar. Me decía que teníamos que salir de ahí, que llamara a alguien que nos recogiera ¡ya! La verdad es que no entendía que pasaba o por qué tanto nervio si todo había pasado y estábamos bien. Pero yo mismo obtuve la respuesta cuando escucho una voz del lado derecho de la carretera, una secundaria que pasaba al lado de la autopista. Giro la cabeza y se me corta el cuerpo, ahora sí, la cara que veo es familiar, es la de uno de los tíos que estuvieron al lado del coche antes. Ahora entendí lo que quería decir la otra persona. Todo era un plan. Te joden el coche para que te quedes aislado en la carretera y luego llegan ofreciendo ayuda y ahí ¡ya estás vendido! Les dije que no necesitaba ayuda, que ¡muchas gracias! Ellos insistían, se iban acercando. Pero les dije que ya había llamado a los federales que me habían dicho que en 2 minutos llegaban y que muchas gracias de todas formas. Ese último comentario les hizo cambiar de opinión… se dieron la vuelta y se fueron.

Por supuesto no había llamado a la policía, pero sí a los amigos del pueblo. En 15 o 20 minutos llegó uno con un arma en el coche. Por lo visto no son muy extrañas estas cosas en esas carreteras.

Lo impactante para mí de toda esta historia es la facilidad que tuve para relajarme ante tal situación en el momento en el que empecé a recordar otras historias de México. ¡Me estaba adaptando! ¡Más incluso que la persona que venía conmigo que siendo mexicano le dio el ataque de nervios y se puso histérico!

Ya en el pueblo, alguno de los conocidos me preguntaba (no sé si de coña o en serio) que si de verdad tenía claro lo de irme de allí…

tEXTO E iMAGEN :OC

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