A eso es a lo que iba

s verdad que hace tiempo que no paro a escribir y que ya no actualizo el blog tanto como me gustaría, ni tengo el tiempo suficiente para dedicarle. Y que las pocas entradas que voy subiendo son extractos de lecturas que voy haciendo regularmente. Pero yo personalmente no tengo mucho que contar. Digamos que de tanto ir el cántaro a la fuente termino por secarla y que cada vez me va costando más ponerme delante del ordenador y teclear; ¿es que no queda ya en mi pizca de creatividad?
Quizás es porque lo que hago durante ocho horas en mi jornada laboral: un infinito bucle de copias y pegas, de tabular y tabular, para luego analizar información me deja trabado y sin sustancia. Y cuando llego a mi casa tengo la vista cansada y la mente generando espirales, y lo que hago es desconectar;  pensar en cualquier cosa, por nimia que sea y así recrear la mente. Escuchar música, leer y fantasear.

Por otro lado; el curso de mecanografía que empecé hace ya unos pocos de meses, año y poco más diría yo, marcha bastante bien. Ahora escribo de seguido y muy ligero, sin apenas errores. Los dedos se mueven con destreza por entre el teclado y me siento orgulloso de este pequeño gran avance que me era necesario adquirir para poder seguir trabajando. Y en mi ámbito laboral me encuentro mucho más cómodo, en parte a estos avances y porque me he ido ganando la confianza de mis compañeros y de mis inmediatos superiores; y aún a pesar de la aguda crisis que estamos padeciendo mantengo mi puesto de trabajo. Claro que, después de que  fuera despedido dos veces y dos veces regresase de entre mis cenizas como si de un ave fénix se tratase. Digo pues, que me siento a gusto ahora, cuando antes era un  jodido valle de lágrimas, y aunque de vez en cuando llaman a alguien de la sala, y a ese ya no se le vuelve a ver, por lo que siempre permanece uno alerta, con nerviosismo, en permanente tensión, expectante. ¿No dicen que en tiempos de paz el hombre precavido debe estar preparándose para la guerra? Pues heme aquí, que son muy pocos los momentos que consigo de paz, y eso que no tengo grandes obligaciones. Mi mayor obligación acaso sea vivir sin malvivir, y rascarme la tripa cuando no estoy trabajando. Hombre, la verdad es que me levanto muy temprano y vuelvo tarde a casa, cuando en mi barrio ya apenas queda un ligero olor a comida en las casas y yo tengo un vacío en el estómago que me empieza a devorar las entrañas. Y con la familia, desde mi punto de vista, bastante bien. Me siento cómodo con mi madre y mi padre.  Aunque ellos la verdad no se si están del todo contentos conmigo. Yo siempre suelo defraudar a los que ponen demasiadas expectativas en mí. Pero a lo que voy, casi siempre me escaqueo de poner la mesa y en los fines de semana salgo hasta altas horas de la madrugada y en ocasiones no recuerdo cómo diablos he hecho el camino de vuelta a casa. Pero el diálogo es abierto, franco y  a veces hasta fluido.

Y mis hermanos andan por ahí cada uno por su lado. A veces pienso que es una pena tenerlos tan lejos, que esta vida es una. Y cuando miro atrás, y me remonto a mis orígenes, donde ya la memoria empieza a ser borrascosa y veo la de colinas y valles, unos detrás de otros, formando una hilera kilométrica que hemos ido dejando atrás con el paso del tiempo, desde aquel gesto inesperado que dio inicio a toda esta epopeya: el aleteo de una insignificante mariposa a punto de morir.

Y la habitación de al lado sigue estando tan inmensamente vacía y amplia, me da cosa, no sé, como nostalgia. Pero no crean que por estos momentos me he reblandecido, ni lo más mínimo compañeros, sino al contrario, me estoy convirtiendo en alguien de conocimiento. ¿Cómo si no subsistir en este sistema de tiburones? Leo con avidez sobre estrategia, voy aprendiendo cosas que estaban ahí desde hace mucho tiempo pero en las que yo no había reparado, como pequeños tesoros escondidos entre palabras, que adquieren el significado en uno y se convierten en un susurro, una voz de ultratumba que dicta conocimiento. No es por nada, pero me ha servido mucho su lectura para aprender a comportarme en grupo, y no morir en el intento, pues todos los días aparece una cicatriz nueva en mi carne, y no hay superficie que aguante por tanto tiempo las muescas que deja la vida.

tEXTO :D

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