De las agujas en el pajar

Jo, la verdad es que me llamaron… y el lunes vuelvo al tajo. No me lo encontraré como lo dejé, eso es seguro. La Valkiria peliroja se va a Roma con una beca. Chica lista. Y a mi otro colega de confianza también lo echaron unos días después de mí, en un grupito de cuarenta personas. Él no ha aceptado el retorno, no se si por vanidad, orgullo o no se.

Tengo dudas y reticencias a este respecto: segundas partes nunca fueron buenas, ya me han echado una vez, ¿Por qué no iban a hacerlo de nuevo? ¿Qué iba a impedirlo?
Además no he podido ser objetivo a este respecto. Al principio sentí alivio porque ya no tengo la presión de seguir buscando agujas en un pajar, porque si entro de nuevo a trabajar tendré dinero asegurado todos los meses hasta donde llegue. Además he iniciado un proyecto paralelo que ha de dar frutos dentro de unos largos meses, tal vez años; pero luego está lo otro, que ya nunca será lo mismo, el cómo veré yo a mis antiguos compañeros o lo que quede de ellos y el cómo me verán ellos a mí. El cómo me tratarán mis jefes en esta segunda etapa y aún mis posibles enemigos dentro de la sala. Debo ir con precaución —como si mil ojos estuvieran observándome, como dice Confucio—, con andares de paloma y esas cosas. No me emociona en absoluto la vuelta, siento incluso hasta fobia de entrar otra vez por esas puertas, de tener que aprender de nuevo una tarea asignada, pero por otro lado pienso que es mejor en un sitio conocido que otro por conocer, quizás tengas ciertas ventajas.

Pero en cualquier caso quiero enmendar algunos errores de mi anterior vez, y esa fue la falta de comunicación. No congeniaba bien con mis jefes, la verdad es que yo no sirvo para adular, y me cuesta hacerme el simpático a sus ojos, esto, la verdad, no se como lo puedo arreglar, quizás con insistencia o perseverancia, no sé.
Y luego enfrentarme a la soledad, a estar rodeado de competidores en potencia todo el día, a los 20 minutos esos del desayuno que se agotan en nada, etc.
Si he de ser sincero estoy intranquilo, pero me veo abocado a ello si o sí. Yo deje puertas abiertas al salir y es por eso de que me han vuelto a llamar, no debía perder esta oportunidad aunque ello implicase tener que "comulgar con ruedas de molino". Pero no me queda otra, si no ocupo ese puesto otro vendrá y ocupará mi lugar, y la verdad que yo no quiero quedarme en mi casa todo el día viendo pasar nubes del amanecer al ocaso.

Todo sería más fácil si me tocase un grupo de trabajo guay, en el que uno pudiera sentirse responsable y a la vez seguro, en el que se pudiera hablar de tú a tú, siempre cumpliendo con tu trabajo, claro, pero distendido en el trato, sin que haya malas maneras y esas cosas.
Pero me llamaron, y yo acepté sin vacilar, no hay más. El lunes entraré por la puerta de nuevo, como si hubiese vuelto de unas largas vacaciones, en fin…

tEXTO: D

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