Susurros y martilleos

Hay mucho ruido, golpes secos de martillo que traspasan los muros y retumban en mi cabeza. Llevan días martilleando, parece que todo el bloque se ha puesto de acuerdo para realizar las obras al mismo tiempo.
El día ha amanecido radiante, de un color azul celeste, todo parece en calma, casi no se ve gente por ningún lado, diríase que si uno camina unas cuantas calles adelante en algún momento se encontrará con el paseo marítimo de cualquier playa.

Los árboles están frondosos como nunca antes los he visto en verano. Sus copas, de un compacto verde musgo, alineadas a lo largo de la avenida, proveen de buena sombra al viandante.
Por aquí y por allí se ven revolotear palomas, apostadas en lo alto de las antenas desde las que se dejan caer, en los flancos de los edificios, esquivando con desgana la rueda de una bicicleta, graznando hacia a ti, en el suelo picoteando migas de pan que alguien les ha echado.

Preparo una cafetera, me sirvo café en una taza pequeña, le añado unas gotas de leche, muy poca, y dos cucharadas de azúcar. La cucharilla hace girar la mezcla que adquiere un tono más claro. Lo bebo a pequeños sorbos en tanto que leo la prensa, pocas novedades hoy y si mucho más de lo mismo: fiambres con nombres desconocidos, fiestas que acabaron en matanza, escapes de crudo incontrolables y campanas de contención, polizontes con destinos desconocido, políticos corruptos que…

He empezado a actualizar los currículos para en Septiembre saltar a la arena de nuevo. Aún no he pensado en lo que quiero hacer con mi vida, y eso me produce cierta angustia. Hecho de menos la rutina, y a mis viejos camaradas de pelotón, aunque ya mucho menos. Parece ser que las aguas están volviendo a su cauce y aposentándose gradualmente en el fondo. Dentro de poco hasta puede que consiga verme reflejado en la superficie.
He encontrado una cita interesante acerca de los espejos, por lo visto no soy yo el único que se flipa con lo de las citas:
“¿Quien puede mirar al espejo sin volverse malvado? un espejo no refleja la maldad sino que la crea, así pues un espejo alberga un atisbo, pero no escrutinio.”

La verdad es que me ha costado encontrarle sentido, es tan resbaladiza como las escamas de un pez, como el espíritu de un ciborg.
Pero lo que yo necesito es acción, dominar el cuerpo, obligarle a salir a trabajar aunque sean las 6:30 de la mañana y afuera haya un vendaval, a estar en movimiento continuo, que vuelva en la tarde cansado, cansado pero feliz. Tantas horas para pensar, para abrir el grifo y dejar que las horas corran, para macerarse la cabeza con pensamientos indeseados no deben ser del todo buenas. No quiero estar siempre asomado al Pozo del Conocimiento o al menos al de la información. Tantas lecturas llevo a cabo que ya ni siquiera distingo mis propias ideas de las ajenas, tantas imágenes llevo almacenadas en mi buffer, tantos sentidos por los que deslizarse y descarrilar, tantas caras bonitas, que ya no se si sigo unido a los hilos de la razón o estos fueron cortados hace ya un tiempo y lo que yo vivo como real tan solo se trate de una somera ilusión.

Aún se escuchan los martilleos como susurros lejanos que se filtran a través de las paredes. Dispongo mi vida en las manos del destino, en su tapete están mis fichas; e imagino que soy una bola que va dando saltitos alrededor de una ruleta que nunca se detiene, que gira eternamente, que no tiene fin.

tEXTO: D

No hay comentarios:

Publicar un comentario