La suerte del que la deseaba o de como ascender montañas

Sucede a veces que los planetas se alinean, los dados dan la jugada maestra y sale de nuestra mano una tirada ganadora. Sucede solo a veces si te mantienes en tu puesto, y haces tu trabajo con la seriedad con la que juega un niño y ese trabajo te dignifica y mas que tu necesitar ese puesto es el puesto el que te reclama luego a tí. Y un dia de madrugón sigue al siguiente. Todos dicen cuando se sientan en su sitio: ¿acaso no estoy perdiendo mi tiempo, no podría yo hacer algo mejor? Y ves al tipo callado pero amable, silencioso delante de la pantalla, con su sueldo que no es para tirar cohetes y haciendo todo lo posible para progresar. Se le reclama para esto y él no tiene miedo, sigiloso y con cautela avanza de nuevo en un terreno desconocido. Si el fracaso llega él no estará desprevenido pues le alcanzará a él solo. Está aqui, si, pero ve mas allá, contempla la esfera del mundo desde dentro de una sala acristalada. Y un día, todo cambia, se traspapelan los acontecimientos. Lo que antes estaba arriba ahora se ha de ver desde abajo y todo parece girar en el caos. Y el hombre entonces se ve a él mismo y es consciente de sí, la moqueta del suelo sigue estando bajo sus pies aunque todo lo demás gire y de vueltas por la sala sin poderse posar. Todos dicen: ¿como él puede estar de pie mientras nosotros nos chocamos contra las esquinas del techo? Y entonces, cuando pone un pie en la puerta sabe que no habrá vuelta atrás. Solo unos pocos le siguen,se cuentan con los dedos de una mano. Así esta bien.

Fin.

tEXTO: D

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