Una pregunta sin respuesta

Se dice en el libro Dr. Jekill y Mr. Hyde que formular una pregunta equivale muchas veces a echar a rodar una piedra desde lo alto de una colina. Y eso fue precisamente lo que me sucedió a mí...
Hubo un día en que alguien me preguntó: ¿y a ti, de verdad, en que te gustaría trabajar? La pregunta provocó un silencio prolongado en mí y no fui capaz de articular una respuesta coherente en el momento. Yo me encontraba muy lejos del camino que me hubiera haber seguido y aun cuando seguía caminando la pregunta sin respuesta seguía ahí. Dando vueltas...
Tiempo atrás yo había terminado los estudios de diseño gráfico y con anterioridad me había formado en el bachillerato de artes y sentía que la creatividad fluía desde niño en mí; y era necesario trabajar y perfeccionarla hasta conseguir la excelencia.
Cuando consideré que mis estudios académicos habían terminado  entré a trabajar en una empresa con la idea de quedarme solo un verano en un puesto que nada tenía que ver con mis estudios; y ahí continué en el periodo que vino de vacas flacas. Quería conocer el fruto del trabajo y tuve suerte —siempre la he tenido— y capeé bien el temporal.
Ahora trabajo como administrativo en una jornada continua de ocho horas. "Tejo y destejo madejas" como quien dice y para aprender estas tareas me había alejado de lo que de verdad me gusta hacer.
Como la creatividad es algo inherente en mí, siempre estaba tramando algo en segundo plano. Observando cartelerías, descifrando las composiciones de las revistas, de los diarios digitales, las retículas del diseño de las páginas web. Todos los domingos compraba el periódico y la revista que yo creía tenían el mejor diseño para seguir aprendiendo y tomando ideas. El profesor que más me marcó decía que los diseñadores deben estar dispuestos a analizarlo todo en profundidad, y me inculcó el amor al detalle y el concepto de "menos es más" de Mies Van der Rohe.  Sirva como anecdota el decir que ese era el motivo que le llevaba a permanecer en la butaca del cine hasta que no había desaparecido la última línea de los créditos de las películas...
Ciertamente, yo no había dejado de hacer cosas, solo me encontraba en un estado de hibernación, me gusta decir: en tránsito. Hacía años que ya no dibujaba con lápices ni acuarelas aunque con anterioridad había tenido buena mano; ni utilizaba rotuladores o sprays. Y el ordenador se había convertido en mi única herramienta.
Luego surgió esta oportunidad. La enorme piedra que habia generado aquella pregunta ya no giraba y se había detenido en lo hondo del valle. Ésta idea se pasó por mi cabeza como respuesta a aquella pregunta que se había topado con el silencio entonces: una exposición a modo de tesis doctoral, una masterpiece, el desarrollo de un proyecto creativo.
La llamé "Ojos para un artista "coincidiendo con un periodo de claridad. La luz emanaba a raudales y era bonito reconocer las facciones de una persona a la distancia, el final de las bocacalles sevillanas del casco antiguo con sus naranjos, farolas y adoquinados, de día y de noche. Puse fin a la ceguera de estos últimos años y mis manos volvieron a responder, y ya no necesitaba tan solo copiar, yo había desarrollado mi propio estilo.

tEXTO: D

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