Anatomía de la distancia

«yO PIENSO QUE UN VERDADERO AMIGO ES AQUEL QUE NUNCA DEPENDE DEL SUEÑO DE OTRO. UNA PERSONA CON EL POTENCIAL. PARA SER MI AMIGO, DEBE SER CAPAZ DE ENCONTRAR SU PROPIA RAZÓN DE VIVIR SIN MI AYUDA. Y ÉL DEBERÍA PONER SU CORAZÓN Y ALMA PARA PROTEGER SU SUEÑO. ÉL NUNCA DUDARÍA EN PELEAR POR SU SUEÑO, AUN EN CONTRA MÍA. PARA MÍ, UN VERDADERO AMIGO ES AQUEL QUE SEA IGUAL A MÍ EN ESAS CONDICIONES.» \\ Griffith (Berserk)

quí estoy digo, y esta es mi soledad, todo lo que tengo y a ella os redirijo. Subo a la superficie de mi realidad subyacente, allí abajo no se esta del todo bien. ¿Saben? Hay días en que hace un frío de espanto y la presión en los oídos obliga a subir.
Cuando estoy allí me acuerdo muchísimo de la intermitente ella, hace tiempo que no lo hacía con tal frecuencia ni con el mismo entusiasmo de los días subsecuentes a la gran depresión, pero me reencontré con ella sin esperarlo, y es como si el tiempo no hubiera sucedido, como si suspendido en el tiempo no hubiese cambiado un ápice de cómo lo dejé hace ya tres años, como si después de un deslustrado invierno llegara de repente la primavera con sus promesas de renovación y los árboles reverdecieran, las flores multicolor brotaran a la par que los retoños tiernos, y los ojos de uno se abrieran y encontraran un mar de luz celestial, y los pulmones respiraran un aire que ya es imposible encontrar; y el rocío, al amanecer, lo cubriera todo en un proceso acelerado que nos va dejando atrás, desnudos y en desventaja. Más, el eterno retorno de ella es un fantasmal engaño. Quiere decir, y me lo viene a recordar, que es mi real engaño, que desde el principio yo había caído en su timo, que a la espera del jaque mate que yo pudiera dar, todo estaba milimétricamente planeado para que fuera un rotundo fracaso, que mi rey, si es que hay rey en mi tablero y no son todos peones, estaba supeditado de primeras a una dama. Y que por mucho que yo interprete formalmente el papel de piedra en el camino, la realidad es que el mismo rocío ha hecho mella en mi fisonomía.
Así pues, esta semilla de la que nada ha de surgir, se seca entre las rocas, como los erizos de las castañas en los bordes de las escorrentías y los lodos; picoteadas por los gusanos que han hecho de ella su segura morada.

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