Causalidad y efecto

a paloma estaba frente a mí y me observaba, y yo a ella. Buscaba su segunda pata, pues solo le veía una, en contraste con su plumaje blanco, de color rosado sobre la que estaba apoyada. Encogida sobre si misma como si albergara un secreto, no se inmuto cuando pase a su lado, tampoco hice yo nada para molestarla, me dediqué a seguirla con el rabillo del ojo en tanto que me alejaba calle adelante intentando encontrar la pata que le faltaba. No la hallé. Entonces supe que tenía que escribir sobre ello, que ese era mi leitmotiv: una paloma a la que le falta una pata, una paloma que paciente espera un final, un final que no acaba de llegar; y un viandante que vuelve a su casa cuando ya ha pasado la hora de la comida y los olores se disipan. Si, un viandante que ha descendido a gran velocidad desde una colina hasta el valle, que ha esquivado las retenciones en el tránsito, que se ha apartado a la orilla al ver acercarse una ambulancia en sentido contrario con las sirenas encendidas; y que ahora observa con el rabillo del ojo a una paloma a la que le falta una pata, un extraño encuentro fruto de la causalidad justo antes de girar en la última esquina.

tEXTO: D

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