La enfermedad y la cura

uería escribir un poco. Contarles que estaba leyendo un libro, ahora voy a terminar el segundo libro de la saga de “El juego de Ender”: “La voz de los Muertos”. Son los dos interesantísimos; y en lugar de leerlos, prácticamente me los he bebido. No se como empezar a explicarles de que tratan, y tampoco es que me sobren las ganas, son bastante peculiares y extraños, nada que uno no pueda descubrir leyéndolos por sí mismo. Fue apasionante su lectura, estuve dos semanas quedándome hasta muy tarde para terminarlos, en el tiempo que me quedaba entre el trabajo y las labores diarias, la de dormir, ducharme, estar con los amigos, la familia, etc. Así, con la mente distraida pude evitar las picaduras del tedio con las consecuentes hinchazones y picores de la monotonía, de las habladurías, apartarme en definitiva de cosas más triviales.

Y en el trabajo me iba bien, estaba progresando adecuadamente como se dice; mis compañeros me respetaban, o al menos eso pensaba yo; mis jefes no me presionaban demasiado ni me echaban la bulla. Mi jefa se acercaba hasta mi puesto para saludarme e interesarse por mí, y yo se lo agradezco, es una buena persona en la cual se puede confiar. Claro que lo de ser jefe debe ser una cosa harto complicada, pues entre ellos andan todo el día confabulándose los unos contra los otros, chismorreando por los pasillos, en fin, echándose los trastos a la cabeza. Pero yo estaba fuera de todo eso, iba a lo mío, haciendo lo que se espera de mí.

Y en cuanto a las mujeres, debo ser un ególatra o un ciego o un loco, y en consecuencia sólo siento amor por mi mismo, ninguna de ellas produce en mi un flechazo cupidiano, y ando un poco indiferente. Es cierto que todas me parecen hermosas, pero temo precipitarme en los acontecimientos, yo no soy un colibrí y no ando flirteando de flor en flor, soy un poco echado hacia atrás como se diría, en fin, que esta parece ser una época desacorde con mi caracter.

Y bueno, por donde vine me vuelvo, la comida me espera en la mesa, a mi madre no le gusta que llegue tarde, cuando todos están ya sentados. Agur!
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D

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