e despertado. Los pájaros han vuelto para posarse en mi ventana, la mañana me ha hecho un guiño cómplice, como si quisiera algo de mí. Yo he estornudado, y he salido a pasear. En un momento el sol ha descendido hasta mi mano, y se ha posado sobre ella hasta que ha empezado a quemarme, entonces lo he impulsado hacia arriba como el que tira una pelota. Luego me ha visitado mi amiga Luna y me ha entregado un reloj de arena, yo le he dado la vuelta y con una sonrisa ha vuelto a su puesto vigilante, arriba, muy arriba, como una farola muy alta. Luego has venido tú, y me has cogido de la mano. Hemos caminado avenida arriba así cogidos, hemos entrado en un cine, comprado las entradas y las palomitas, visto la película, hemos salido, nos hemos arreglado un poco la ropa, puesto que llevabas la camisa desabrochada y el carmín de tus labios estaba ahora en los míos. ¿De que iba la película?: De una princesa que intentaba escapar de su destino y de un sapo venido a más gracias a la benevolencia de un hada. Y este sapo, que hasta entonces solo cosechaba calabazas, ha construido con ellas un bonito carruaje tirado por hermosos corceles. Así es que la bruja malvada, aún persiguiéndolos por todo el reino sobre su escoba no ha conseguido darles alcance. ¡Ah!, ¿y que sucedido después? Pues que el sapo-príncipe se dio al buen vino y la princesa no tuvo más remedio que huir de la casa en una fría noche de invierno, así es como al final el sapo volvió a la charca donde había nacido, a cazar libélulas con su lengua pegajosa. ¿Y que sucedió con la princesa? La princesa encontró trabajo en la boutique de unos grandes almacenes, desconozco si pudo encontrar lo que buscaba.
Bueno, todo no podía ser perfecto, a los hombres-sapo a quienes se les pone demasiado peso encima terminan por desviarse tarde o temprano del camino recto, a troncharse, a partirse .Pero la pregunta aquí es ¿les habrá valido esto la pena?,¿era al fin y al cabo necesario? Bien que el sapo, en su ciénaga hubiese podido perfectamente alcanzar la felicidad, ¿Quién con tan mal corazón habría de ofrecerle otra cosa sino para la que ha nacido? Y eso no es otra cosa que croar sobre la hoja de un nenúfar. ¿Es o no el hada con su varita culpable de los males del sapo y acaso también de los la princesa? Bien que ella, con tan solo esperar su momento, hubiese encontrado lo que busca, un caballero aguerrido, de buen linaje, con un séquito de caballeros con escudo y lanzas a sus ordenes detrás…
Ella se ha reído, tanto que ha estado a punto de desmontarse, me ha dicho que sólo es una película a la que siquiera hemos prestado gran atención.
Hemos seguido caminando, pero esta vez avenida abajo por las calles de Granada. Hemos entrado en una floristería y hemos comprado un gran ramo de flores rojas. Hemos salido y hemos seguido mirando escaparates. Hemos pasado delante de una fuente de piedra que parece ser que reparte suerte, y allí hemos tirado las flores. Hemos entrado en un banco, allí, pistola en mano, la hemos emprendido a tiros con el techo. ¡Todos al suelo! -he gritado- Mientras ella vigilaba yo he recorrido las cajas recopilando el dinero y soltando alguna que otra bofetada, para ser más creíble, claro. Rápido -me ha dicho-, que se nos acaba el tiempo. Hemos salido del puto banco lo más rápido posible. He sacado al tío que había en un BMW último modelo por la ventana, y hemos pasado de cero a cien en tres coma cuatro. Atrás van quedando las luces de los coches patrulla y las sirenas, atrás, muy atrás va quedando el pasado, hoy solo importa el presente. Hay un helicóptero dando vueltas por encima de nuestras cabezas que despistaremos en el siguiente puente, cuando cambiemos el BMW por uno que contamine menos, siempre, claro, a punta de pistola.
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