e paso toda la semana durmiendo de día y despierto de noche. Todos los días al despertar me acuerdo de L. y no se como parar esto, debo de estar enfermo o algo. ¿No debería pensar en que hay más mujeres por ahí? Pues no, para mí parece ser la única que exista. ¿No podría ser yo un poquito más olvidadizo? Es decir, de estos que sepultan la tierra con más tierra, que secan las lágrimas en los labios de un nuevo amor. Es una mierda no poder olvidar como se quisiera. Uno debería ser formateable. Te autoformateas y toda la información acumulada, todos los recuerdos buenos y también malos a tomar por saco. Encima que cuando noto que a una chica le gusto y no es mi tipo le doy esquinazo sin contemplaciones, aunque en cierto modo, daría mi reino por un poco de compañía.
Mi ojo izquierdo sigue nublado, no se en que terminara todo esto. Estoy tomando un montoncito de pastillas cada vez que me da la gana, en vez de cuando me lo ha recetado el médico. Mi madre se preocupa por mí, por mi ojo izquierdo y porque dice que tengo mal color, que estoy amarillo. ¿Y como es eso? -Le digo. Debe de ser por la luz artificial de la sala y por los residuos tóxicos con los que trabajo ;) Mi hermana se queja porque dice que estoy muy consentido. Con mi hermana no me hablo, hace ya como un año que nos dejamos de hablar. Y es que no ha nacido uno tan hijo puta como yo. Debe de ser eso.
¡Ah¡ he conocido a un tipo nuevo en la empresa. Se llama Marco Antonio, y el tipo es tela de grande, grande y ancho. Solo hace fumar un cigarrillo detrás de otro, vamos que con la colilla se enciende el siguiente. 20 añitos tiene el colega y ya está mas despierto que yo ahora en mi cuarto de siglo. Me ha contado un par de detalles de su vida. Creo que es un chico que ha tenido muchos problemas en su juventud, que ha crecido a base de palos como quien dice, que nunca le han regalado nada; vamos: que su “papaito” no le regaló el coche cuando cumplió 18 y se sacó el carnet. Que todo lo que tiene se lo ha labrado él. Cuenta que antes de entrar a trabajar allí donde estamos estaba trabajando de fontanero. Vivía en Sevilla Este con unos chavales más. Para ir a trabajar tenía que levantarse a las 3 de la mañana e ir andando hasta plaza de Arma, que es una estación de autobuses de a tomar por culo de lejos aquí en Sevilla y coger un autobús para ir a Castilleja, un pueblo de los alrededores. Así día tras día. Habla con un acento rudo muy marcado de pueblo, y a veces casi no le entiendo cuando habla, pero en fin. Yo he entablado buena amistad con él. Me cae simpático el chaval, es de los buenos.
Por la noche, a eso de las tres nos reunimos a comer un sandwich los que habemos por ahí currando en la empresa. Es de las horas más divertidas, allí se habla de la gente de la empresa y se pone de vuelta y media a jefes y no jefes; y hay un hombre que tiene todo el arte. Otro Antonio. El nota es un cuarentón al que llaman “Chiquinino”, muy Maruja, una cotorra loca como quien dice, que habla por los codos pero tiene mucha gracia al hablar. Aunque sinceramente yo lo del marujeo no lo llevo del todo bien, y más que nada para cuando me empiecen a pitar los oídos a mí; voy poniendo las barbas a remojar.
Y ya casi no saboreo la cervecita esa que me tomaba a todas horas, ni veo a mis amigos como a mí me gustaría. De la noche a la mañana me he convertido en un tipo ocupado, que lo único que hace es currar, currar y dormir, dormir y para estar despierto mucha cafeína. Pero es lo que yo buscaba, un poco de disciplina, un poco de orden dentro del caos imperante, que estaba dejado de la mano de Dios. Y Dios ha vuelto ahora a recuperar su cabra de los cuernos de oro, y me ha encontrado en lo más alto de un cerro, esperando en un recoveco justo cuando me decidía a saltar de peñasco a peñasco. Abajo había rocas afiladas esperándome, arriba aves carroñeras me vigilaban, y su olfato alcanzaba a oler la muerte. Pero no era mi muerte lo que olían. Era la del pastor, el pastor había tropezado mientras subía, y su vara no había encontrado donde apoyarse…
Y bueno, eso es todo a día de hoy. Creo que ha llegado como todos los años ese rollo de la Navidad, pero este año por fin tendré pasta en los bolsillos para hacerle regalos a mi familia, aunque ahora que lo pienso, como son tantos no se que le voy a regalar a cada uno. Supongo que haré como los Reyes magos de oriente en mi casa, que lo que dejan son vales. Vale por unas zapatillas, vale por un cinturón, por una camisa guay y así. Y eso es todo, que se diviertan todo lo que sea posible, que les toque un buen pellizco en la lotería y si no, que al menos conserven sus puestos de trabajo; que no beban mucho y si beben, cosa por otro lado comprensible, no conduzcan. Que no hay cosa más fea que marcharse sin retorno y sin despedirse en fechas tan señaladas.
TEXTO: D
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