
oy ha sido un día extraño. Para empezar he vuelto ha soñar un sueño ya soñado anteriormente, es de estos sueños que constantemente van cambiando de lugar, en los que uno no puede ubicarse pues todo te resulta extraño. Recuerdo que en el sueño había una chica guapa (al menos si se me presentan oportunidades en sueños), que tendida sobre un prado verde me invitaba a yacer a su lado. Y ahí que fui yo sin dudar a su regazo, luego me desperté y mire el reloj, quedaba un cuarto de hora para levantarme. 5:55. Me levanto y me ducho, preparo una cafetera, bebo el café con un poco de leche desnatada, ¡que mierda es esto!...cosas de mi madre y mi hermana: ellas pueden comprar basura Light y esa mierda para no engordar pero bien que después de comer se toman su chocolatillo y sus chuches en petit comité y me tienen aquí tomando leche aguada. He salido a la calle, allí afuera estaba amaneciendo y las nubes aborregadas cubrían el cielo y empezaba a lloviznar, el asfalto estaba mojado con algunos charcos en las zonas más bajas, y he aquí que pego un resbalón y caigo en un charco, quedo petrificado por la situación, tardo unos segundos en reaccionar que ahí tirado se hacen eternos, me da tiempo de mirar a todos lados en busca de la burla, por suerte o por desgracia nadie había por ahí que pudiera sacarle provecho a la risa. Me levanto en una porción de segundo, no estoy tan mojado y me decido a seguir mi camino, ya me iré secando mientras ando. Si hay algo aparte de leer que hago últimamente es caminar, camino como un hijoputa, camino que se hace al andar es lo que yo hago, no me detengo ni un momento, por miedo ha estar ocupando demasiado espacio. Caminandito voy por mis calles de Sevilla como digo, con sus balcones cerrados, con sus bicis amarradas al bicicletero, algunas personas ya toman café en los bares, los supermercados preparándose para abrir. Si, voy caminando hacia la estación de autobúses, miro el reloj y me queda muy poco tiempo, acelero el paso, queda menos tiempo, acelero más el paso, menos todavía. El semáforo me es favorable: se abre a verde. Cruzo la calle precipitado, asomo la nariz en las puertas de la estación, bajo a trompicones las escaleras mecánicas, veo gente sentada aun quitándose las legañas. ¿Dónde mierda esta aparcado hoy el autobús? Consigo ver que se aleja tomando la curva para salir de la estación. ¡horror!, ¡he perdido el autobús! Pienso que me van a cortar los huevos en el trabajo, no puedo fallar más. Salgo corriendo, hoy tengo un plan B: ¡Correr como un loco, correr como Forrest! Mis pulmones desearían no haber fumado nunca, sigo corriendo. Voy a la siguiente parada que esta cruzando el puente, un puente harto cansino si ha de ser corrido recién levantado. Veo por el rabillo del ojo que el autobús me adelanta. Pierdo la fe. El semáforo cambia a rojo, aun tengo una ultima oportunidad. Sigo corriendo como si ese autobús me fuera a llevar al paraíso, mas solo me llevara al trabajo. Me pongo a su altura, casi puedo ver al conductor, semáforo en verde, pulmones a punto de explotar, nada bueno trae fumar. Veo la parada, ahogo un grito, alargo la mano, miro al suelo, no quiero volver a caer, Veo a la gente subir, ya voy llegando, ya voy llegando, espérame un poco, no te vayas sin mí, ¡mi última oportunidad! Llego a la puerta sudando, justo antes de que suba el último usuario, el conductor me mira, pongo el dinero en la cabina. Digo como puedo “Polígono PISA”,” "uno veinte" me responde. Gracias Dios, hoy ha vuelto una oveja a tu redil, aunque no promete quedarse para siempre. En el autobús suena Amaral, y su música me alegra el espíritu, seca el sudor de mi frente y mi ropa aun mojada.
TEXTO: D
No hay comentarios:
Publicar un comentario