"sUAVE Y DESPACIO.
LA BELLEZA ES UN ANGEL DESTRUCTIVO.
¿CÓMO ALGO QUE SE VE TAN BUENO PUEDE SER TAN MALO?
PERO NO HAY ÁNGEL TAN DESTRUCTIVO COMO SU CODICIA.
AL FINAL, ELLA SE QUEDA CON TODOS.
CREEN QUE PUEDEN MANEJARLA.
PERO LA CODICIA ES LA ÚNICA SERPIENTE QUE NO PUEDES ENCANTAR."
¿Te acuerdas cuando dijiste que no había lugar bajo este cielo en el que pudiéramos encontrarnos, verdad?
Y aquí discurren y se volatilizan mis lágrimas, las caídas y las que aún han de derramarse, larga es la tormenta y lo que es aún peor, todavía se intuye la larga cola del dragón moribundo destruyéndolo todo a su paso, y no hay nada que indique que vaya a amainar.
A este lado del sendero me detengo a observarte, veo tus ojos verdes frente a los míos con el fulgor reciente adquirido y el antiguo brillo al fondo, casi no se perciben los cambios. Me detengo a observarte cuando estas parada delante de mi, y con una suerte de treta aprendida en libros de estrategia militar, “cruzo el mar mientras confundo al cielo”; beso tus labios.
No dura ni medio segundo lo juro, es un acto decidido y certero, tal vez en décimas me convierto en un implacable kamikaze, mas en ese gesto reúno toda la voluntad de mi ser, arrastro todas aquellas ruidosas latas detrás de mi, todo lo honorable y lo deplorable; sin importarme el ruido y las consecuencias, y avanzo a la velocidad de la luz hacia ti; confirmando a este extremo lo que ambos sospechábamos: que yo soy un jodido loco que nada ha aprendido y tú te quedas medio muerta, sin explicación.
¡Ay!, pero que desdichado y confuso me siento, tanto tiempo empleé en olvidarte, construyendo vigorosos diques cuando ahora el agua los vence y los salta por arriba; y se desparrama por doquiera, incontenible en su avance, me arrastra en su corriente.
¿Sabes?, disfruto en tu compañía, esa fantasmal sensación de euforia que me hace olvidar por un momento que sigo soleado, esa droga, mi adicción, porque hace años que te pienso aun a pesar de la distancia, es como si mi credo fueras tú, y allí donde hubiera un Dios sería una mujer y esa mujer fueras tú. Y en el caso de que hubiera un representante en la tierra, no sería un Papa sino una Mama.
¿No es esto prolongar demasiado la agonía? vaya que si, porque yo agonizo y muero, en mi propia cruz. Que avance presto aquí Longinus, que cumpla su labor encomendada.
Desde algún lugar que desconozco se escucha el concertante cricrear de la chicharra, mi banda sonora. Hace un calor horrendo, de vez en cuando una brisa fresca moviliza el pastizal y despierta mis sentidos, al caminar miro el compás de mis pies pequeñitos, veo los diminutos saltamontes abriéndose en abanico de tres en tres, sonrío y me suelto de tu mano, echo a volar.
tEXTO :D
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