Quise redimirme, mientras estaba allí, expiar mis culpas en cada fuente en la que bebí, en cualquier lugar al que miraba creía encontrarte, pero solo se me venía a la mente un recuerdo, y lastimosamente todas las fuentes en las que yo paraba a saciar mi sed, ninguna de ellas quisieron devolver mi reflejo. No se lo reprocho, como el que no quieras hablarme, o el no saber nada de ti.
Estuve sin esperar nada a cambio, es cierto. Esperaba que las zarzas del camino quisieran lastimarme a mi paso, pero para mi desconcierto nada de eso ocurrió, ocurrió que ví los atardeceres más hermosos y melancólicos; y con la noche ya entrada, rompieron a llorar las estrellas. Todo estaba tan oscuro, quise desvanecerme y desaparecer para siempre en el pozo infinito de mi desidia. Debes perdonarme aunque yo no lo merezca, odio este silencio de mi sepulcro, aquí abajo, entre estertores de muerte y gusanos, pasa mi vida y se que no volverás a buscarme, aunque mi lamento llegue hasta tus oídos. \ TEXTO: D











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