El mal anteriormente retratado

ice que el mal habita en mí, y es verdad, que mis ojos son los de un diablo que no conoce criterio cuando en ellos se vislumbra cierto fulgor, el de la locura cuando se adueña de uno. Dice que no me preocupo por nada ni por nadie, y es verdad, que soy un tipo lamentable cuando me pongo así, que no volverá a hablarme si sigo comportándome como un bárbaro. Luego ya entrada la mañana, cuando la tromba haya pasado, volverá a salir el sol desde detrás de los valles y los muros alambrados; y las dudas se disiparan con los primeros rayos de sol, la vida volverá a su ciclo, la sombra se tornará claridad. ¿Qué sucedió en la noche antes de perder los estribos y precipitarme por aquel acantilado de recovecos encrespados y sombríos?
Dice que tarde o temprano me llegara la hora anunciada, antes del amanecer y con el despertar del gallo, sisando sobre mi cabeza la guadaña en un estruendoso cacarear; y es verdad, que procure no comprometerme y avergonzarme, que evite dar un paso en falso que me haga dar un traspié.
Dice que la sangre llama a la sangre y que no le apetece ser arrastrado en la debacle, que las circunstancias son estas y no otras, que me suavice.
Luego se despide taciturno, sin querer volverse atrás, y yo me quedo de pie impertérrito, mirando desde el interior del abismo, con mis ojos de bárbaro que ya no filtran emoción alguna, interiorizando y sintiendo enraizar mi propia debacle; y es verdad.

tEXTO :d

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