De las promesas inconclusas

Te prometí el oro del mundo, cosas que no necesitabas, pero que yo gustaba de prometer.
Te prometí los cielos añiles y los atardeceres mas hermosos, las nubes que iban de paso y las que volvían cargadas de lluvia, el arco iris y las hojas húmedas que caían planeando desde las ramas altas de los árboles yendo a caer a tus pies.
Te prometí el presente y el futuro y tú asentías con la mirada fija en algún punto en el horizonte.
Nunca supe que imaginabas en el silencio que transcurría entre las paradas del autobús, cuando agarrada a mi mano y mirando hacia fuera a través del cristal de la ventana dejabas escapar los minutos.
Nunca te pregunté, quizás hubiera debido, al menos ahora no tendría porqué devanarme los sesos intentando hallar una respuesta.
Te prometía cosas que sabías que no podría cumplir, como si encontrases consuelo en aquellas palabras difusas que una vez dichas dejaban de tener validez.
¿Cuántas fueron las mentirijillas que conté? ¿Tal vez cientas, tal vez miles?
¡Oh¡, ya conoces esa vieja historia de que nos fuimos en desbandada, que nuestro Dios nos abandonó cuando llegaron las vacas flacas a devorar los retoños tiernos de nuestro prado, que me tuve que ir y dejarlo todo ahí tal como estaba, para que la posteridad pudiera añadirlo a los anales de la Historia, como lo de Pompeya.
Nada de eso, en realidad lo único que hacía era desgajar los pétalos de las margaritas en el camino, aunque el último pétalo nunca concluía en “me quiere”, cosa que no fue óbice para que un sólo día dejase de pensar en ti, en tus manos y sus caricias, en el brillo que desprendía tu mirada, más que todos los lingotes almacenados en las cajas fuertes de los bancos, mas que cualquier gema en las entrañas de la tierra.
¿No es eso una gran paradoja para el hombre que promete? Porque tú no prometías nada, sólo abarcabas con la mirada y a mí eso me servía, no prometías nada y tu sonrisa me curaba las heridas.
¿Quién era yo entonces? Siquiera ahora lo sé, tal vez una promesa más en el segundo después de pronunciarla, entonces ya me habías cogido la medida, y sabías que en algún momento…
Y hoy descendía por los caminos torcidos de Dios, bajaba en coche porque ahora ya no viajo en autobús, y veía a lo lejos esas extrañas nubes en formación que iban camino hacia el lugar por donde solía perderse tu mirada, por la ventanilla entraba aire fresco, y en la radio sonaba una canción cuya letra decía así:

“Resulta muy tópico decirle al mundo
que el amor es un sentimiento
que tiene lado claro y lado oscuro
y las alegrías y penas van por dentro.

Pero mi amor es como un hilo
que arregla y cose los descosíos.

Resulta muy tópico decir valiente
al que juega con los amores
que la soledad suena muy diferente
cuando uno la quiera a cuando te la imponen

Pero mi amor es como un hilo
que arregla y cose los descosíos

Y caminando, camina, camina
me encontré contigo
para que veas tú lo tópico que muchas veces es el destino
mi amor, se muere por mis andares
me tengo contado los pasos
que me llevan a su calle.

Tópico es el besar con los ojos abiertos
Tópico es acordarte solo cuando truena
Tópico es no sentir lo que llevas dentro
Tópico es creer que el amor es una cadena

Pero mi amor es como un hilo
que arregla y cose los descosíos “


TEXTO : D. CITA: El Barrio \\\ ‘Quiereme’

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