Se que me he ido alejando un poco de ti; y no se trata tanto de ti como de mí. Intentaré explicarme en las siguientes líneas si me es posible.
Antes, en una época anterior en mi vida he intentado llenar mi vacío frecuentando la compañía de mucha gente, aparentando lo que no soy, o aparentando más de lo que realmente soy. Pero en ese proceso me he ido olvidando de mi mismo casi sin darme cuenta, aislándome, cercándome, creándome oscuras lagunas, dejándome yo mismo en una posición secundaria o terciaria, obligándome a seguir los protocolos marcados por otros, los líderes del momento y su camarilla, intentando ser uno más y que no se dijera de mí, obligándome a hacer cosas que no me apetecían tan siquiera un poco, participando en conversaciones que ni me iban ni me venían, con gentes que a fin de cuentas me eran ajenas.
Parece como si hubiera estado todo este tiempo fuera de mí, como un hijo pródigo, viviendo en la inmundicia, alimentándome de las algarrobas que encontraba en el borde del camino, lejos del hogar añorado que es uno mismo. Y en cierto modo, tras estos episodios de colapso quiero empezar a dedicarme un poco más de tiempo a mí mismo si cabe. Ya no me vale con complacer a los demás en sus gustos, llegar a casa temprano para no molestar a mamá y a papá, sin olor a cerveza y a cigarrillo en la boca; teniendo que agachar la cabeza cuando se trata de jefes, responder a preguntas que se formulan contra uno desde el rincón de un cuadrilátero, escuchar conversaciones que no me aportan nada durante medias horas y horas enteras en pos de lo políticamente correcto, mientras que yo en el silencio y la soledad es donde mejor me encuentro.
Amigo mío, no se cuanto tiempo he estado fuera; y cuando he vuelto en mi me he encontrado en la cochambre, con la casa semiderruida y apuntalada, y una gotera que ha estado golpeando en el suelo desde ya no se cuando.
Como comprenderás esto no es un proceso que dure horas, siquiera meses, tal vez se logre en años. No pasa con esto como con los reyes de quienes se dice que depones a uno y coronas a otro sin más.
Pensaras que esto que digo roza el narcisismo, y que si necesito dedicar más tiempo a mi persona es porque soy incapaz de socializarme y acostumbrarme a las exigencias de la sociedad, el ir trotando de aquí a allí:
"Yo, lobo estepario, troto y troto,
la nieve cubre el mundo,
el cuervo aletea desde el abedul,
pero nunca una liebre, nunca un ciervo.
¡Amo tanto a los ciervos!
¡Ah, si encontrase alguno!
Lo apresaría entre mis dientes y mis patas,
eso es lo más hermoso que imagino.
Para los afectivos tendría buen corazón,
devoraría hasta el fondo de sus tiernos perniles,
bebería hasta hartarme de su sangre rojiza,
y luego aullaría toda la noche, solitario.
Hasta con una liebre me conformaría.
El sabor de su cálida carne es tan dulce de noche.
¿Acaso todo, todo lo que pueda alegrar
una pizca la vida está lejos de mí?
El pelo de mi cola tiene ya un color gris,
apenas puedo ver con cierta claridad,
y hace años que murió mi compañera.
Ahora troto y sueño con ciervos,
troto y sueño con liebres,
oigo soplar el viento en noches invernales,
calmo con nieve mi garganta ardiente,
llevo al diablo hasta mi pobre alma."
Es posible que así sea, pero sinceramente no siento la tentación de realizarme con respecto a otros sino con respecto a mí. Y si el amor, la eterna búsqueda de mi otra mitad ha perdido también su sentido más lírico es porque he aceptado que Cupido de un momento a otro llegará con sus flechas y hará su sangría particular; y si no, pues bueno, que le vamos a hacer, las cosas no siempre salen como a uno le gustaría. Que se lo digan si no a Van Gogh, el loco pelirrojo cuya oreja desmochó; y que no vendió un solo cuadro en vida, (bueno, uno) y ahora sus obras son de los más caras que adornan las frías paredes de museos y galerías para deleite de los presentes, ¿no es eso infamia?
Y en este proceso de re-encontrarme, debo retraerme y concentrar fuerzas primero, mi compañero de armas y de algarabía, dado que aspiro a ser una potencia en mí mismo, es necesario que me desprende y sobreviva a mi suerte, ya que has estado todos estos años a mi lado, como un hermano, un centinela de esta causa perdida que soy yo mismo.
Tal vez en la distancia, logre asimilar todas estas cosas que te estoy diciendo, y pueda mostrarte algo más de lo que había en mi y yacía sepultado.
Estaré a la vuelta presto a la lucha; sin que haya intereses de por medio, con el potencial adquirido y un nuevo ideal, el de la mariposa recién salida de su crisálida, y se alegra del sol vigorizante de la mañana y aún más del aire que respira.
TEXTO: D CITA: ‘Poema del Lobo estepario’\ Hermann Hesse FOTOGRAFÍA: Acherontia atropos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario