Mi vida desde la barrera

os pájaros estaban alborotados, surcando los cielos en bandadas que se arremolinaban y desvanecían en una danza frenética. El cielo tenía un tono ocre que se difuminaba como sanguina en la lejanía, la ciudad poco a poco se iba iluminando, primero se encendieron las farolas en la calle, luego las ventanas en los edificios de enfrente y alrededores, luego fue mi propia lámpara. Tenía el cuarto en desorden, la ropa por cualquier lado, yo mismo estaba en desorden y expectante. ¿Esperando que? Si mi vida es muy común, nada sucede a destiempo, todo cuanto ha de suceder llega como un torrente arrastrándome entre su lodo camino abajo. El resto del tiempo todo permanece en silencio, inamovible, monótono, como el invierno: oscuro y lluvioso.
Mientras tecleaba en el portátil, ha entrado mi madre a dejarme prestados cincuenta Euros, que le había pedido ayer mismo. Ha visto toda la ropa sobre la cama, los zapatos y los calcetines desperdigados por el suelo; pero a mí, a diferencia de mis hermanos, nunca me regaña para que recoja. Siempre tuve fama de ordenado, ya ven, las cosas de la vida: cría fama y échate a dormir; y por eso supone que de algún momento a otro voy a recogerlo. Pero hoy no es el día, mi amiga, quizás mañana me ponga a la faena.
Les he hablado de mi madre, en entradas anteriores de este blog, siempre muy superficialmente, desde la lejanía más práctica, algún día contaré algo más sobre ella, de momento tendrán suficiente con lo que se les ofrece, y por cierto, ¿hay vida, detrás de esos puntos rojos, que van creciendo como manchitas en la piel del globo, como varicela? Todo se debe al azar pequeños puntitos, de otro modo no se como me hubieseis encontrado, hay tanta variedad de contenido, tantos vínculos, tantas segundas vidas pululando en la red. Lamento el no dominar la lengua inglesa y no poder expresarme en dicho idioma y ampliar campos; pero ya me supone un suplicio encontrar sentido entre los vericuetos de mi lengua madre, como para dominar una segunda. En España no sucede como en otros países de Europa, en la que algunos niños llegan a dominar hasta tres idiomas, y uno de ellos es el inglés. Eso es lo que me hubiese gustado, haberla aprendido de niño, ahora ya es un poco tarde para mí, no tengo ni la voluntad ni el tiempo necesario. Pero bueno, se dice que quien mucho abarca poco aprieta, y en eso, apretando, yo soy una eminencia.

TEXTO: D

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